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Líderes perversos: Jim Jones y su paraíso comunista

James Warren «Jim» Jones nacido en Indiana un 13 de mayo de 1931 y muere en Guyana el 18 de nov

iembre de 1978. Fue un pastor y asesino en masa estadounidense, fundador y líder de la secta Templo del Pueblo.


Era el año 1955 y Jones manifestó su rechazo al racismo haciendo abierto proselitismo entre la comunidad negra, y dando a sus seguidores negros un tratamiento similar al de sus feligreses blancos. Al mismo tiempo mostraba su adhesión al comunismo y su admiración por el autoritarismo, exigiendo obediencia ciega a sus seguidores.


Durante los años sesenta, cuando dirigía obras de beneficencia en favor de drogadictos y personas sin hogar y apoyaba el movimiento de derechos civiles en favor de la población negra, Jones entró en pugna con otras denominaciones religiosas protestantes debido a su abierta filiación comunista, al punto de rechazar la Biblia y proclamar que él mismo era una divinidad al mismo nivel que Jesucristo.


En 1965 Jones ordenó a su comunidad, formada por unas 140 personas, dirigirse a California para centrar allí su afán proselitista y crear una comunidad agraria autárquica cerrada al resto de la sociedad, estableciéndose en la localidad de Ukiah. En vista de que la nueva ubicación dificultaba la captación de nuevos adeptos, ordenó a sus seguidores dirigirse a San Francisco en 1972 donde estableció su sede principal.


Desde esa fecha Jones empezó a ganar gran fama, realizando “curaciones por la fe” y asombrando al público con su disciplinada congregación religiosa basada en la doctrina comunista. En esa época Jim Jones y su esposa Madeleine, tenían un hijo biológico y habían adoptado a seis niños más, de diversas razas, para fundar así su “familia del arcoíris” como manera de predicar contra el racismo. A mediados de los años setenta poco más de la mitad de seguidores de Jones, unas 3000 personas, eran de raza negra.


Presionado por denuncias de prensa sobre explotación laboral contra sus seguidores, palizas y amenazas para familias o individuos que intentasen abandonar la comunidad, Jones afrontó opiniones adversas de la prensa. Pero, importantes líderes locales como el alcalde George Moscone y el concejal Harvey Milk manifestaron su apoyo a Jim Jones alegando la firme lucha de Jones contra el racismo y la discriminación. Inclusive, gracias a las obras de beneficencia emprendidas por Jones, el alcalde Moscone le encargó la administración de varias viviendas construidas con fondos municipales.


Al hacerse más crítica la opinión pública contra Jones, éste partió apresuradamente a la selva de Guyana en junio de 1977, seguido pocas semanas después por unos 900 feligreses, en donde según la doctrina de salvación de su líder, se edificaría en realidad un paraíso en la Tierra, lejos de la sociedad capitalista. Allí, Jones compró al gobierno de Guyana una amplia propiedad rural donde edificó una comunidad llamada Jonestown, donde recibió a sus seguidores.


En 1978 viajó a Guyana el congresista estadounidense Leo J. Ryan, acompañado de periodistas y algunos disidentes de la secta, con el fin de acudir a Jonestown para consultar si algunos feligreses de Jones deseaban abandonar la secta. Ryan quería investigar también si eran ciertas las noticias sobre abusos sexuales de mujeres de la secta por parte de Jones, palizas a los descontentos, explotación laboral, esclavitud y torturas a niños.


Jones intentó impedir la visita, pero al fracasar se vio en la obligación de organizar una gran fiesta en donde inicialmente el ambiente parecía de armonía. El 17 de noviembre de 1978, los miembros de la secta lo recibieron con aplausos frenéticos. Sin embargo, a la mañana siguiente antes de que el congresista regresara, el ambiente cambió. Algunos pocos seguidores pidieron abandonar la comunidad junto con Ryan.


Lo que Jones lo consideró una traición imperdonable. Al notar que los descontentos se retiraban hacia la pista de aterrizaje, un miembro de la secta atacó a Ryan con un cuchillo, y los hombres de confianza de Jones abrieron fuego contra el político y sus acompañantes cuando se disponían a abordar un pequeño avión. Cinco personas fueron asesinados a balazos, algunos de ellos a quemarropa. Mientras que los seguidores descontentos fueron forzados a volver a Jonestown.


Esa misma mañana del 18 de noviembre, Jones reunió a los líderes de la congregación y advirtió que tras el asesinato del congresista Ryan las fuerzas del fascismo destruirían al Templo del Pueblo, por lo cual ordenó ese mismo día el suicidio masivo de todos los integrantes de la secta que se hallaban en Jonestown. Jones decía que “la muerte solo era el tránsito a otro nivel” y “esto no es un suicidio, sino un acto revolucionario”.


La mayoría de sus seguidores se envenenaron con cianuro, sin embargo, su muerte fue causada por una herida de bala en la cabeza, que no se sabe si fue infligida por él mismo o por alguna otra persona. Su cadáver fue encontrado entre los 912 fallecidos hallados en Jonestown, en el que habían más de 200 niños. Siendo este uno de los mayores casos de suicidio colectivo en la historia de la humanidad.

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